jueves, 10 de abril de 2008

Historia de Cuchilleria Esparcia

Escribir de la historia de mi familia no me va a resultar tan fácil como en un principio me parecía, básicamente porque solo cuando uno echa la mirada atrás es cuando puede ver el esfuerzo que toda una generación ha hecho para que otra generación viva en la sociedad del bienestar que gozamos hoy y a veces no valoramos lo suficiente.

Hablar de Francisco y José Esparcia es hablar de trabajo duro, constancia, esfuerzo etc.. Pero sobretodo es hablar de honradez.

Es fácil pensar que lo escribo porque son mi padre y mi tío pero estoy seguro de que a cualquiera que le pregunten que se haya codeado con ellos podrá decir lo mismo.

Voy a intentar resumir su historia de la manera más clara posible.

Corría el año 1.942 cuando un niño de apenas 12 años empezaba a trabajar en el taller de D. Santiago Carpio "el rojo", a este niño que era Francisco Esparcia le seguiría algunos años después su hermano José.

Ambos como venía siendo lo usual en la época empezaron como aprendices con un sueldo de 7 pesetas semanales y un horario de 8 de la mañana a 20 de la tarde de lunes a sábado y de 8 de la mañana a 14 de la tarde los domingos, alternando el trabajo de día y el trabajo de noche debido a las restricciones de energía eléctrica.

En la fábrica de D. Santiago Carpio recuerdan que se fabricaban básicamente navajas de teja y navajas del tipo machete , tarea encargada por las fábricas de Ricardo García y a los Gómez, entre otros.

A pesar de las durísimas condiciones de trabajo que existían recuerdan con cariño el gran ambiente que existía entre todos los compañeros Joaquín Verdú, José Carpio (El cuchilletas), Albino, Santiago Hoyos y Emilio.

Una de las cosas que más recalcan los hermanos Esparcia de aquellos años es la tradición del lunes cuchillero cuando se juntaba gente de todos los talleres a compartir una merienda todos los lunes a las 6 de la tarde.

En 1.960 el hermano mayor, Francisco, se incorpora al servicio militar en Ceuta y el hermano pequeño José empieza a trabajar con los hermanos Giménez en la calle Juan de Herrera.

A la conclusión del servicio militar Francisco empieza a trabajar en el taller de los Giménez junto con José. De aquellos años recuerdan con cariño a sus tres jefes Bernardo, Federico y Juan.

En el taller de los Giménez se fabricaban navajas de teja, de campaña, de pistón así como algunos cuchillos de uso domestico.

En el año 1.964 el taller de los Giménez cierra sus puertas, José el hermano pequeño se encuentra realizando el servicio militar y Francisco empieza a trabajar en el taller de Francisco Hernández Sáez en Batalla del Salado.

Al estar realizando José el servicio militar en la Base Aérea de los Llanos por las tardes acude a trabajar y cuando acaba el servicio se incorpora de forma definitiva a la plantilla.

A finales del año 1.969 y principios de 1.970 ambos hermanos junto con Domingo y "el gafas" deciden dar el paso de empezar a trabajar por cuenta propia en un pequeño taller situado en la calle Cristóbal Lozano cerca de la puerta de fondo norte del estadio municipal Carlos Belmonte.

Este pequeño taller no era otro que parte de la casa de los suegros de Francisco, Doña Josefa García y D. Augusto González, por lo tanto domicilio y lugar de trabajo compartieron espacio por esos años, recalca Francisco Esparcia el agradecimiento profundo y sincero a sus suegros por este hecho ya que sin su colaboración desinteresada nunca hubieran podido sobrellevar unos comienzos tan duros.

Unos días antes de empezar la aventura en solitario y después que los cuatro trabajaran muy duro para acondicionar alguna de las habitaciones como gorrinera, como vulgarmente se conocía a los pequeños talleres de la época, Domingo (que posteriormente se jubilaría en Campollano con los dos hermanos) y "el gafas", deciden seguir en Hernández, los dos hermanos empiezan en solitario a fabricar navajas, cuchillos de monte, a mecanizar para algunos talleres locales y a hacer algunas tareas para José Martínez Caules (Pepico).

Las maquinas con las que iniciaron esta aventura eran simplemente una bruja para pulir las hojas, una maquina de taladrar, 2 bandas y un banco con cuatro tornos para el montaje de las piezas.

Desde muy pronto se dieron cuenta que el futuro estaba en la fabricación de modelos propios. Los modelos más característicos de la época eran unos cuchillos de monte con una cruz de Santiago en el puño.

Estos modelos los vendían a almacenistas locales que se encargaban de distribuirlos por toda España y también se vendía parte de la producción a fabricas de cuchillería de menaje que querían completar con una gama deportiva sus catálogos por ejemplo ARCOS, Martín Rojas, Cuchillería Sáez.

En el año 1.985 un vecino de la calle Cristóbal Lozano se queja por el ruido que ocasionaban las maquinas e incluso llegan a precintarles estas, es cuando entonces los dos hermanos deciden dar el paso de construir una nave en un terreno que habían comprado hace unos años en la avenida 4ª del polígono industrial campollano y trasladarse allí.

Ese mismo año 1.985 los dos hermanos constituyen una comunidad de bienes pasando la empresa a denominarse a Cuchillería Esparcia CB y como en otras tantas empresas de Albacete toda la familia se volcó a colaborar en el negocio familiar.

Corrían buenos años para la cuchillería deportiva, la entrada en la unión europea propicia que empiecen a vender sus cuchillos en Italia y Francia bajo la marca "The Last Fighter".

En estos años aprovecharon para la adquisición de todas las maquinas necesarias para fabricar sus modelos por completo esto es maquina de cortar el acero, el horno para templar las hojas, maquina de enderezar las hojas, 2 vaciadoras, amoladora plana, rectificadora y varios puestos con cintas de pulir para dar el toque final a las piezas tanto en el puño como en la hoja.

En estos años se amplió la plantilla, siendo siempre fieles a su idea de crear puestos de trabajos fijos para la estabilidad de los empleados, formando así una pequeña familia.

Nunca olvidaran la figura de Paco Tendero el cual aparte de ser cliente de ellos a modo de almacenista con su empresa "Aqualba" les ayudo de forma desinteresada con el tema de documentación para las primeras exportaciones.

El mercado nacional lo dejan en manos de vendedores locales.

En el año 1.990 se deciden a construir una segunda nave a modo de almacén y oficinas.


Aquellos años junto con empresas como Joker, Cudeman, Castañeda, Exposito, Nieto, Andujar viven el auge del cuchillo de monte, asisten a la feria de Nuremberg (Alemania), la IWA, de manera asidua y empiezan a exportar a países como Holanda, Reino Unido, Francia, Alemania, Bulgaria, Hungría, Ucrania, Polonia, Estados Unidos, Italia, Argentina, Uruguay, Costa Rica etc...

La producción de aquella época se caracteriza por la fabricación de cuchillos de supervivencia, pesca submarina, machetes, cuchillos militares y todo tipo de navajas deportivas.

Durante aquellos años el mercado nacional estaba cubierto por la empresa Martínez Albainox.

A finales de los 90 debido a la entrada en los mercados europeos de la competencia asiática las ventas sufren un serio revés.

La exportación ha bajado mucho y lo que ahora los mercados demandan es el producto de origen asiático en todo el mundo debido a su bajo precio, para colmo la empresa Martínez Albainox, que había sido la encargada de gestionar la marca Esparcia en el ámbito nacional comienza a importar de Oriente y así los dos hermanos, junto con el hijo de Francisco que ya lleva algunos años en la empresa, deciden empezar una aventura más. que no es otra que comenzar a vender sus productos directamente en España con la marca Esparcia.

En el ámbito internacional dejan de usar la marca "The Last Fighter" y empiezan a usar "Esparcia" también.

En el año 2.002 Francisco se jubila quedando la empresa a cargo de José Esparcia y Augusto Esparcia (el hijo de Francisco)

En el año 2.004 José se jubila, pasando la empresa a constituirse como una sociedad limitada unipersonal en manos de Augusto.

En la actualidad la empresa que desde el año 2.004 es Cuchilleria Esparcia SL continua en la misma nave donde allá por el año 1.985 los dos hermanos comenzaron la andadura en Campollano.

La empresa esta en plena reestructuración pero sigue fabricando los mismos modelos que hace ya unos cuantos años popularizaron los dos hermanos a la vez que ha incorporado muchos artículos nuevos que vienen a complementar un catalogo que cada año es mas completo.

No quiero terminar de escribir esta pequeña historia sin un agradecimiento bien merecido a tantos amigos que los hermanos Esparcia se han encontrado durante su trayectoria, en primer lugar a los empleados que han pasado por esta empresa Juan Molina, Antonio Perez Charco (Ito), Domingo, Miguel, Diego, Juanito, Pepe, Juan Roncero, Antonio Roncero, porque sin ellos no hubiera sido posible.

Y en segundo lugar y no por ello menos importante a gente como Paco Tendero, Francisco Carretero, Miguel Caulin, Eusebio Ruiz, Julián y Amos, todos los Expósito, Paqui Esparcia, Zafrilla, Antonio Belmonte, José María, Juan Roncero (padre), José Piqueras (padre e hijo), Rafael Peralta y hermanos, Argüelles... si me dejo a alguien que me disculpe.

Esta es una historia llena de trabajo, sudor, lagrimas, sonrisas, amigos que llegan, amigos que se van antes de tiempo pero sobretodo es una historia de una vida ejemplar dedicada al trabajo y a la familia.

Puede que esta historia jamás se conozca, ni se publique en ningún libro que ahora están tan de moda sobre historia de la cuchillería o que nadie conceda ningún premio o reconocimiento pero que el orgullo de vuestros hijos os sirva como el mejor premio y reconocimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que llevas muchisima razon en que a veces no reconocemos el esfuerzo de nustros antepasados. Mis felicitaciones por conservar el negocio familiar aunque no sea facil.
Saludos.

Anónimo dijo...

¡Hola! bonita historia sobre todo por el reconocimiento que le haces a tus antepasados.Mis felicitaciones por conservar un negocio que con mucho esfuerzo y dedicacion y con ilusion levantaron tus familiares.Mucha suerte y lo mas importante nunca pierdas la ilusion por aquello que te dejaron tus seres queridos